Ahora no recuerdo, pero debía de tener 12 o 13 años. Había faltado al colegio e iba con un amigo cuando vi que en una tienda de ropa estaban tirando un monton de perchas que por aquella época venían con las camisas y dado que eran mas pequeñas de lo habitual nadie las quería.
Pensé entonces que podíamos aprovecharlas, así que las cogimos y ofreciéndolas de casa en casa como perchas para los vestidos de las muñecas, las vendimos todas al precio de tres perchas por una peseta.
Con el dinero que sacamos fuimos a una pastelería y me compre Negritos, (un pastel de merengue cubierto de chocolate) lógicamente y dado el ansia con el que me los comí, me sentaron mal y cogí una indigestión.